¿Puede un plan de 14 medidas frenar la crisis de vivienda en CDMX?

En las últimas semanas, la Ciudad de México ha puesto el dedo en la llaga: la vivienda digna y asequible está fuera del alcance de muchas personas, y la gentrificación avanza a pasos agigantados. Por eso, el gobierno capitalino anunció un ambicioso plan de 14 medidas para regular el mercado inmobiliario, proteger a los inquilinos y frenar la expulsión de residentes de sus barrios de toda la vida.

Pero, ¿qué significa esto en la práctica? ¿Y cómo cambia el panorama para propietarios, inquilinos, desarrolladores y agentes inmobiliarios? Aquí te lo contamos, sin rodeos y con una mirada fresca.

Un plan que promete, pero que también incomoda

El corazón del plan está claro: devolver el equilibrio a un mercado que hoy beneficia principalmente a grandes inversionistas y plataformas digitales, a costa de quienes necesitan un techo asequible.

Entre las medidas más sonadas están:

• Un tope a las rentas abusivas: se establecerán precios máximos en ciertas zonas, para evitar que los inquilinos queden a merced de especuladores.

• Defensoría de inquilinos: una oficina que brindará asesoría legal gratuita para quienes enfrenten desalojos injustos o aumentos fuera de norma.

• Observatorio de Vivienda: una plataforma para dar transparencia al mercado y monitorear el comportamiento de los precios, la oferta y la demanda.

• Mayor construcción de vivienda pública y social, con un presupuesto de 9 mil millones de pesos destinados a nuevos proyectos habitacionales.

• Regulación de plataformas como Airbnb, que en algunos barrios han disparado las rentas al priorizar visitantes temporales sobre vecinos permanentes.

¿Por qué era necesario un plan así?

En los últimos años, fenómenos como la gentrificación, el boom turístico y el crecimiento desigual han desplazado a miles de familias. Colonias antes populares, como Tacubaya o Tabacalera, han visto cómo sus rentas se disparan más de 30 % en pocos años, obligando a muchos a mudarse lejos de su trabajo, escuela y comunidad.

Además, la pandemia y la llegada de nómadas digitales aceleraron la presión sobre el mercado, especialmente en colonias céntricas y con atractivo turístico. La falta de vivienda pública y las prácticas especulativas hicieron el resto.

¿Qué retos enfrenta este plan?

Como toda política pública ambiciosa, la implementación será la verdadera prueba.

💬 ¿Cómo definir el precio “justo” de renta?💬 ¿Cómo evitar que los propietarios retiren su oferta de inmuebles por temor a las restricciones?💬 ¿Cómo fiscalizar a plataformas digitales sin desincentivar el turismo?💬 ¿Cómo garantizar que los nuevos desarrollos no caigan en corrupción o favoritismos?

Las críticas no se hicieron esperar. Algunas cámaras inmobiliarias aseguran que los controles de precios podrían desincentivar la inversión en vivienda, y que la solución real es construir más, no regular más. Otros cuestionan si los recursos destinados alcanzarán para cubrir el déficit acumulado de vivienda asequible.

¿Y tú, qué puedes hacer?

Si eres inquilino, este plan te dará más herramientas para negociar, defender tus derechos y quizá acceder a vivienda pública.

Si eres propietario, desarrollador o agente, te conviene estar al tanto de las nuevas reglas, adaptarte y explorar opciones para seguir ofreciendo viviendas atractivas dentro del marco legal.

Si eres ciudadano, es un buen momento para informarte, participar en los observatorios y exigir que las medidas se cumplan sin caer en prácticas opacas.

Una oportunidad para repensar la ciudad

Más allá de las cifras y las leyes, estas 14 medidas abren una conversación necesaria: ¿qué tipo de ciudad queremos? ¿Una donde las rentas sean impagables y las comunidades se desintegren? ¿O una donde todos tengamos derecho a quedarnos, crecer y pertenecer?

La respuesta no será fácil ni rápida. Pero sin duda, este plan es un primer paso —imperfecto, pero valioso— hacia una ciudad más justa y habitable.